El mundo en torno está sufriendo un seísmo que hará época, al tiempo intimidante y prometedor, y aquí los grandes medios de comunicación siguen dando la murga con los 80 km por hora y los dimes y diretes de los políticos y los chismorreos en torno al Barça, como si la sociedad catalana no tuviera mejor cosa que hacer que ocuparse en nimiedades mientras la globalización avanza, imparable, y proliferan los desafíos que sólo una ciudadanía consciente, reflexiva e informada estará en condiciones de afrontar. Hoy tanto o más que ayer es necesario saber escuchar las palpitaciones del tiempo, como aconsejaba Eugeni d'Ors: saber separar el grano de la paja, y sobre todo apartar la hojarasca para percibir los movimientos de fondo de un mundo que se transforma a zancadas. El balneario catalán, español, europeo se halla en trance de dejar de serlo, y mientras tanto su población jalea a sus ídolos cegadores ante las pantallas de plasma.
(Publicado por Albert Chillón)
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